miércoles, 14 de octubre de 2015

24 horas en los pilares

Quédate con esta fecha: 2 de Octubre de 2015.
Esa es la fecha en la que ganamos el torneo de BeerPong del Moondance. Dado que mi compañero de equipo oficial sigue por Italia, esta vez jugué junto a Stefan, un chico austriaco haciendo su erasmus en mi universidad y que conocí en el autobús hace unas 3 semanas. ¿Y cuál fue el premio?

¡¡Viaje express a las fiestas del Pilar en Zaragoza!!




La salida era a las 9 de la mañana del sábado desde Moncloa, donde llegamos y vimos a las 400 personas que se habían apuntado al viaje haciendo cola para que los organizadores nos diesen la pulserita del viaje para entrar gratis al local de por la noche.
La pereza de hacer la cola se sobrepuso y echándole todo el morro del mundo nos presentamos delante, sin esperar por nadie, directos a hablar con los organizadores como si les conociéramos desde hace años y no por unas horas desde hace una semana.
Saludo, abrazo, choque de puños, y ya teníamos la pulsera en nuestro poder.


¡Directos al primer bus!
Importante decir que ahí se nos unió Miika, otro erasmus (esta vez de Finlandia) amigo de Stefan, que traía las cervezas de desayuno en su mochila. Al parecer salió de su casa con prisa y en vez de coger un par de latas decidió que lo más correcto era meter la caja de 12 latas directamente.
¿Decisión correcta?


Un par de horas después llegamos a Zaragoza, rodeados ya del ambiente de fiesta y buen rollo que iba a reinar a lo largo del día.
Las fiestas de Pilar son las fiestas patronales de la zona, en honor a su patrona la virgen del Pilar. Y hasta ahí todo mi conocimiento cultural sobre este asunto, Más info aquí.

Antes de seguir contando más cosas, me veo en la obligación de dar un par de recomendaciones importantes.
A día de hoy la gran mayoría de nosotros tenemos un smartphone y no salimos de casa sin él, Seguro que hay mil y una maneras distintas de utilizar el smartphone como apoyo en un viaje, pero sólo voy a decir tres:
  1. Haz una foto a un mapa de la zona o bájate alguno de internet. Seguro que en el momento que quieras consultarlo no tienes cobertura, o no hay wifi, o cualquier cosa de esas.
  2. WhatsApp tiene una función muy chula que se llama "compartir ubicación". Usa esa función con cualquiera de tus contactos y ya tendrás guardado en tu teléfono un punto de encuentro por si te separas de la manada.
  3. Modo avión. ¡¡Ahorra batería!! Quita este modo sólo cuando sea necesario y te asegurarás de tener batería para cuando la necesites en mitad de la noche.

En la ciudad no teníamos itinerario, e ir a la aventura siempre ha sonado genial.
Teníamos todo el día para hacer turismo tradicional, así que optamos por intentar alquilar un kayak para recorrer el río Ebro con paupérrimo resultado. Dos o tres días es lo mínimo que debes anticiparte para poder alquilar uno de estos, pero no nos íbamos a rendir.
Hablando con la recepcionista, simpática como ninguna, no conseguimos sacar ningún kayak al río, pero pudimos tener un paseo VIP por el club náutico y sacarnos unas fotos con los trofeos y dentro del hangar. Queda pendiente la navegación por aguas mañas.




Seguimos nuestro paseo por la ciudad, con nuestro instinto guiándonos. Empezó guiándonos a una tienda de souvenirs donde conseguir nuestros cachirulos oficiales de los pilares. Luego ya nos guiaba por las mismas calles una y otra vez, pero seguro que el universo quería que viéramos bien la arquitectura aragonesa, eran vueltas en círculos productivas y totalmente necesarias.

No tengo ni idea de cuántas iglesias habrá por metro cuadrado en España, pero personalmente tengo la sensación de poder encontrarme con una cada 5 calles, da igual la ciudad. Y juro que queríamos visitar al menos un par, pero cuando nos entraron ganas de acercarnos a ver una de ellas, topamos con un DJ en la misma puerta, y la sangría que llevábamos dentro nos obligó a quedarnos donde la música.


Y en nuestro segundo intento de visitar otra iglesia, sí conseguimos entrar sin interrupciones musicales de por medio. Sorpresa la nuestra cuando nos vimos metidos de lleno en la ceremonia de una boda. Eso sí, invitados majísimos que se unieron a nuestras selfies y nos dejaron posar con el coche reliquia oficial de los novios.



Tras esto comenzamos la búsqueda de algún sitio donde comer. Y oye, que entiendo que infléis los precios en los bares por estar en fiestas. Evidentemente no me gusta, pero lo entiendo. Pero que en un bar me digan que las tapas se pagan por separado... estamos en España, joder, ¿¿¿¿qué es eso de no dar tapas con las cañas????
Independiemente de no venir for free, estaban riquísimas. Mi enhorabuena al cocinero.

Sin duda lo mejor que pudimos hacer después de comer fue echarnos la siesta en mitad de la plaza del Pilar, despertando al ritmo de las orquestas y las peñas que comenzaron a pasar por delante. Nuestra obligación como buenos turistas que somos era la de unirnos a la celebración local, y si eso significa liderar la marcha de las peñas, se hace.


Las peñas son grupos de gente que se juntan para hacer actividades durante las fiestas, los carnavales, los fines de semana... Todo lo que se os pueda ocurrir, existe una peña que lo hace.
Zaragoza cuenta con 26 peñas divididas entre todos sus barrios, teniendo cada uno al menos una peña.

(mapita para que veas que cuando quiero me curro el blog ^^)

Empezamos encabezando esas peñas, pero cuando llegamos a Plaza España y nos juntamos con las demás, encabezar era lo de menos.
Cada peña vestía algo de su color representativo, y además de eso por norma general iban de blanco bañado en tinto o disfrazados.
No íbamos de blanco ni con colores representativos, pero la actitud la teníamos y pudimos infiltrarnos en la caminata sin problemas. De ahí en adelante vino lo fácil: fiesta dirección la pilarica.


Un vídeo publicado por @nato522 el

Una vez en la zona de la basílica todo iba rodado. Y quedan muchas cosas que contar como por ejemplo que me hice pasar por austriaco y coló, que paramos a grupos mostrando una tarjeta random de la billetera a grito de "¡control de alcoholemia!" y coló, que tras una conversación de 15 minutos tenemos techo bajo el que alojarnos en Valencia... pero si has llegado hasta este punto, considero que por hoy ya te he dado la murga lo suficiente.
Discoteca y de vuelta al bus, ¡volvemos a Madrid!

Próximamente: ¡Milán! (la ciudad, no la goma)

viernes, 28 de agosto de 2015

Cullera Salsa Festival 2015

Si ya me conoces no te llevas ninguna sorpresa al decirte que me encanta la música latina, tanto escucharla como bailarla, y siendo de Sudamérica se da por hecho que todos salimos del vientre de nuestra madre con maracas en las manos y bailando salsa.
Pues no amigo, por suerte o por desgracia eso es otro de los grandes estereotipos mundiales.
La gente aprende a bailar desde pequeños porque TODO el mundo a su alrededor baila.

Hasta hace unos años en todas las visitas a la familia en Perú me di cuenta que el único que no sabía bailar era yo. Cosas que pasan por criarme en España: lo daba todo con Paquito el Chocolatero pero Celia Cruz me hacía sentarme por no quedar mal.

Cansado de eso, empecé a ir a clases durante un tiempo, todo muy básico y con un par de amigos que también les molaba el rollo latino. ¿Lo que descubrí con eso? La gente que sale a bailar forman una comunidad. Cuando empiezas a salir por locales de música latina comienzas a encontrarte a la misma gente una y otra vez, y eso crea bastante buen ambiente porque acabas con la sensación de conocer a todo el mundo, de estar en familia.

A estas alturas ya debería bailar así


pero he sido tan jodidamente irregular que más bien me veía así

¡HASTA AHORA!

Este año me han convencido y he decidido apuntarme a un congreso de salsa en Cullera (Valencia), y ha sido posiblemente una de las mejores decisiones que he tomado.
Ambientazo increíble, gente majísima por todas partes, buenrollismo con todo el mundo...

¿En qué consiste un congreso de salsa?
Bien, para los que no sepáis nada del tema congresos, básicamente consiste en unos días de clases de baile (en este caso de salsa, bachata y kizomba) por la mañana y por la tarde, y espectáculos y baile social (más conocido como fiesta) por la noche.
Si eres de los que quiere ir a los talleres (las clases) y no perderte la fiesta ve mentalizándote de dormir unas 5 horas al día como mucho.

¿Hay que saber algo para ir al congreso?
En mi experiencia y por lo visto y oído, no es necesario tener un nivel alto para ir a un congreso.
Si no sabes nada de nada de nada el primer día tendrás que darle más caña para pillar ritmo, pero más allá de eso creo que puede apuntarse cualquiera.

En este caso, el congreso oficialmente comenzaba el jueves, pero desde el lunes anterior ya había fiesta todas las noches y alguna que otra hora de talleres para ir entrando en calor.

Algo importante a tener en cuenta si alguna vez vas a un congreso es el alojamiento. Nosotros fuimos 5 personas en un piso a 12 minutos andando del hotel sede y a escasos metros de la playa.
Desde el balcón de nuestro octavo podíamos ver tranquilamente si la playa estaba muy concurrida o no, así que genial.
Tuvimos mucha suerte de encontrar este piso a pocas semanas del congreso, porque todo se llena rapidísimo. Si quieres una habitación en el hotel sede tienes que reservar meses antes, y si quieres un piso te diría que busques uno que esté, como muy lejos, a la misma distancia que el nuestro.
También existe la opción de ir al camping, pero si no consigues un bungalow tendrás que dormir en tienda, y eso para el congreso NO lo recomiendo. Los dolores de espalda pueden ser mortales al par de días de dormir en el suelo, y vas a estar bailando día y noche, pero cada uno lo que prefiera.

Una vez cerrado el tema alojamiento vamos a centrarnos en el congreso en sí mismo.

Los talleres se llenan rápido, así que hay que intentar ir puntual para coger sitio y sobretodo para no perderte cuando esté todo el mundo haciendo la figura.

Un par de días llegamos un poco tarde y cuando preguntaban si íbamos bien...


Otro dato a tener en cuenta a la hora de ir a un taller es quién lo imparte. Si tienes la oportunidad de recibir una clase de bailarines de talla mundial es probable que esa clase esté repleta.
Y por último decir que te asegures bien dónde se va a dar la clase que quieres, no te vaya a pasar como a mi que creyendo estar en una clase de tarraxinha básica de repente me vi de cara con unos movimientos muy locos de bachata.
Y dirás, "bueno ya que estabas ahí ¿por qué no te quedaste a la clase?"
Verás, esto tiene una explicación la mar de sencilla. Cuando hablo de movimientos muy locos hablo de movimientos que provocaron la inmediata huída de la chica que iba a bailar conmigo, la de Newe y la mía.

(nuestra reacción conjunta al ver la figura)

Y es que si no sabes dónde te metes siempre está bien recordar que una retirada a tiempo es una victoria.
Cuidado con divas e indignados. No vas a poder evitar bailar en algún momento con alguien que te ponga mala cara o incluso te eche la bronca por no hacer bien la figura. Pero bueno, al fin y al cabo es una clase, aquí hemos venido a aprender así que pasando en canoa de ellos y ellas.

Dejando las clases a un lado, queda hablar de las fiestas diarias, porque espectáculos no llegué a ver ninguno.

Por la noche vas a encontrarte a todo tipo de personas. Y lo siento mucho por las chicas, porque al ser nosotros los que dirigimos en estos bailes, ellas son las que más sufren en general.

Está el típico Paco sin ritmo, que es ese tío que se sabe todos los pasos del mundo, pero te los marca igual ya sea en salsa, en bachata, o en una sardana. Las mujeres suelen sufrir mucho con este tipo de personas porque no suelen seguir del todo el inexistente ritmo al que las llevan.
Otro espécimen es al que le da igual cómo baile la chica. Él ha venido aquí a hablar de su libro y a hacer sus pasos, te guste o no. Si te rompe el cuello o la espalda por el camino eso ya es asunto tuyo, ¡haber estudiao!
Y por no cebarme más cierro con Juan Palomo. Sus pasos libres son lo importante. Él ha ido a lucirse a la pista, y si te saca a bailar es porque queda feo salir a la pista él solo directamente. Una vez te haya dado las cuatro vueltas reglamentarias te va a soltar, va a empezar con sus pasos libres y ya puedes ir pidiendo unos mojitos que cuando vuelvas él seguirá disfrutándose en mitad de la pista.

No creáis que los chicos lo tenemos fácil, aunque sólo quiero mencionar una cosa. Me siento incapaz de llevar la cuenta de las hostias que me han caído en la cara gracias a las coletas que lleváis. En las bachatas no es problema, pero bailar con vosotras una salsa un poco rápida es jugársela a llevarse más de un coletazo. Al final de la semana ya me había acostumbrado a bailar cual Muhammad Alí, volando como una mariposa y picando como una avispa.


Muchas cosas se me quedan en el tintero: las fiestas en la playa, conocer a dos campeones mundiales y estar de fiesta en su suite, las ruedas cubanas, la fiesta en la piscina... pero eso queda para la próxima.

En resumidas cuentas, si te atrae mínimamente el tema baile latino, ir a un congreso es un must-do en tus objetivos. Y si es en la playa mucho mejor. Experiencia inmejorable que si las circunstancias lo permiten repetiré el año que viene y el siguiente y el siguiente.

Pero como digo siempre (ojo agarraos fuerte que viene moñada), estos viajes y experiencias no serían nada sin la gente con la que los compartes, ya sea todos los días o anécdotas de unos segundos, así que un abrazo enorme a Humanes, Capitán Puerto Rico, Newe, Candy, Deditos, Ms. Esdrújula, los Ivanes, las inseparables que me acompañaron en el viaje de vuelta; y gracias a Frankenstein, Australopithecus, la chica de la venda en el pie derecho, el que llenaba de talco el centro de la pista, Paco sin ritmo (el original), el Onditas, la de las plumas de pájaro...

Y gracias a ti Marco Avispa por liarme para apuntarme a esta locura.

via GIPHY

miércoles, 28 de enero de 2015

Nuevo año, nuevos viajes

Ha pasado un año desde que empecé este proyecto de blog. Un año en el que he tenido unas experiencias buenísimas, conocido a gente increíble y visitado lugares alucinantes.
Y cuando hablo de lugares alucinantes no me refiero únicamente a la ciudad X o el pueblo Y.

Me refiero a ese pequeño bar de Helsinki al que tienes que llegar adentrándote en un callejón oscuro para poder descubrir unas albóndigas que se deshacen en tu boca.

Esa cima de Saariselkä en la que hay tanta nieve que vas andando sobre las copas de los árboles y hay tanto viento que puedes dejarte caer y no llegar a tocar el suelo.

El The times we had de Tallín desde donde se ven todos los tejados nevados de la ciudad.

El banquito en el puerto de Estocolmo en el que podrías sentarte a ver pasar las horas y no te aburrirías.

La torre de Tampere desde la que se ve ese enorme bosque en que se esconde toda la ciudad.

La taberna de Barcelona que no habríamos conocido de no juntarnos con un grupo de desconocidos.

El tejado de Madrid en el que puedes sentarte a tomar algo en un columpio.

Y todos los que me dejo en el tintero.

Todos estos sitios son geniales en muchos sentidos, pero se quedan en nada si no hubiese estado con la gente adecuada en el momento de descubrirlos. Lo sé, suena muy moñas, pero son las 4:16 de la mañana, no puedo dormir, y estoy a escasas horas de reencontrarme con uno de los tipos con los que he compartido techo durante los mejores meses de mi vida.

Y con la fuga de cerebros que ha sufrido mi círculo de amistades tengo para escribir otro año de historias y anécdotas por el mundo.
Polonia, Italia, Bélgica o EEUU han acogido a buenos amigos dispuestos a hacerme hueco en su sofá, así que si alguno de vosotros me estáis leyendo, tened listos sofá y manta que cuando menos lo esperéis aparezco con la maleta en una mano y el palo de selfies en la otra.

Por ahora, tengo por delante 5 jornadas en las que ponerme al día con uno de mis eternos compañeros de piso, y además reventar todos y cada uno de los locales de su ciudad.

Viena, ¡prepárate!